domingo, 12 de mayo de 2013

primera carta a Rajoy



Sevilla a 12 de mayo de 2013


Señor Rajoy:
¿Cómo quiere usted pasar a la Historia? ¿Como un gobernante justo y bueno que se preocupó por el bienestar de su pueblo, sin atender otros intereses, incluso en momentos duros y difíciles en los que los poderosos vieron peligrar su estatus y ejercieron toda su influencia para no perder sus privilegios  y seguir alimentando su insaciable codicia (no fuera a ser que alguno no pudiera seguir haciendo heli-esquí), o como un político más al dictado de esos mismos poderosos? Qué bonito sería al cabo de los años poder leer, por ejemplo, “El presidente Rajoy acabó con el fraude fiscal, y no con el del fontanero que no cobraba el IVA, sino con el de los grandes empresarios que, cobrándolo, no lo ingresaban después en las arcas del estado”, o “Con el gobierno de Rajoy la educación pública, laica y gratuita,  alcanzó niveles semejantes a los de Finlandia, que era el modelo a seguir en toda Europa”, o “Se prohibió la deslocalización de las empresas, logrando así aumentar el empleo en España y evitando a la vez la semi-esclavitud a la que esa práctica sometía a los trabajadores de los países más pobres que sufrían continuamente gravísimos accidentes debido a unas condiciones de trabajo pésimas”, o “El sistema de atención sanitaria público alcanzaba a toda la población, especialmente a los más necesitados y a las personas dependientes”, o “La inversión en investigación situó al país en primera línea de la ciencia mundial, de manera que la antigua fuga de cerebros se convirtió en “imán de cerebros” en España”.
Estaría bien ¿verdad? ¿O es que le han ofrecido algo mejor al terminar su mandato? Aunque, lo siento, hoy por hoy lo suyo parece más un “obedeceto” que un mandato, vamos, que en vez de mandar parece que lo que hace es obedecer los dictados de quien manda de verdad. Y no se engañe, esa gente no quiere que la economía vaya bien, no la de todos en cada casa, les importa un pimiento el bien común, lo que les interesa es seguir ahí, con la sartén por el mango, amasando sus fortunas enormes, pasando por encima de todo con tal de perpetuarse.
¿A quién sirve usted, a su país o a esa gente sin alma, sin patria, sin compasión ni humanidad?



Felicidad Martínez-Pais Loscertales

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